martes, 9 de junio de 2020

Capítulo 5


Horas y Zack se han conocido. Al uno le agrada el otro.  Zack sonríe:
--vaya, veo que hoy no estás de buen humor.
Horas lo mira con timidez:
--lo siento, no se lo diga a mi madre pero es que ya estoy cansado de todo esto.
Zack le sonríe:
--pues acaba de empezar. Tendrás que tener paciencia.
Horas no lo mira muy directamente porque ninguna mirada lo había quemado tanto. Zack le extiende su mano. Lo mira con simpatia.
--hacemos un trato, yo no le digo nada de esto a la Presidenta si tú no me tratas de usted, si me tratas como un amigo.
Horas lo mira sofocado. Ese hombre le resulta muy atractivo, aunque recién lo ha conocido se siente irremediablemente arrastrado hacia él.
--pero es que usted...
Zack no lo deja seguir:
--¿es que tan viejo me veo? --pregunta Zack muy simpático.
--No, no es eso pero es que...
Horas está muy tímido y nervioso. Siente algo que lo quema por dentro. Zack lo interrumpe de nuevo. Le extiende la mano:
--¿porqué no empezamos bien? Soy Zacarías MacDonald aunque todos mis amigos me llaman Zack.
Horas le extiende la mano. Se miran con intensidad y Horas siente escalofríos por todo el cuerpo.
--¿y yo te puedo llamar Zack? --dice Horas mirándolo embobado y sin soltarle mano.
A Horas le gusta sentir el cuerpo de ese atractivo desconocido. A Zack le atrae la ternura y la inocencia que ve en la mirada de Horas.
--si me sueltas la mano sí --dice Zack divertido.
Horas se la suelta, se ruboriza. Zack le sonríe:
--te llama Horas ¿no?... --temblando de emoción el chico hace que sí con la cabeza-- ¿de donde viene eso?
--de Horacio... es un nombre bien feo.
--Zacarías no es mejor.
--Zack me gusta.
Horas habla tímido, lo mira de reojo ya que la energía que desprende el cuerpo del guapísimo hombre lo hace temblar.
--y a mí Horas.
Los dos se sonríen. Los dos se miran muy fijamente. En ese momento sale el padre de Tomás y le dice a Zack:
--ya puede usted pasar, la Presidenta la recibirá ahora.

Zack se reune con la Presidenta y ante el jefe del gabinete de la Casa Presidencial trata de convencer a la madre de Horas que es el asesor político que necesita.
--pero según tengo entendido usted trabajaba hasta hace nada para mi rival, el señor Apatero--dice la Presidenta leyendo unos documentos.
Luego mira fijamente a Zack. El guapo hombre ha ensayado mucho lo que tiene que decir:
--bueno en realidad fue un compromiso adquirido por mi padre. Nunca me gustaron sus ideas, siempre preferí su partido.
--¿y porqué lo dejó ahora?
--porqué el compromiso acabó. Si usted se fija bien en cada campaña he trabajado para un partido político. A mi me pagan por hacer un trabajo y soy el mejor en lo que hago. Eso no lo puede dudar.
La Presidenta y su Jefe de Gabinete se miran y la mujer finalmente dice:
--está bien, bienvenido a nuestro barco. Espero que no nos decepcione.
Zack y la Presidenta extienden y encajan  sus manos. La Presidenta tiene trabajo así que le pide al Jefe de Gabinete que despida a Zack. Justo en la puerta aún sigue Horas que ,muy impresionado por el encuentro de Zack , deseaba volver a verlo.
--¿¿querías algo, Horas? --pregunta el Jefe de Gabinete.
Zack le guiña el ojo con disimulo, le sonríe. Se da cuenta que Horas se siente atraído hacia él y eso le gusta.
--no, no... es que me distraje... Ya me voy...
Horas se va temblando y cuando ya está lejos se gira para ver a Zack. Le gusta su trasero. Zack se ha dado cuenta que lo está mirando, se gira un poco y lo saluda con la mano divertido. Horas enrojece y se va. A solas en su dormitorio no deja de saltar. No sabe bien que le ha pasado. Siente un fuego en las entrañas que lo quema por dentro. Nunca se había sentido así.

Mientras, en su despacho, para asegurarse que nadie lo oye, el Jefe de Gabinete se ha llevado a Zack. Los dos se sientan. El padre de Tomás se ve muy nervioso.
--¿ocurre algo malo?
--Me da mucha pena con usted pero creo que es importante que lo sepa. La Presidenta lo ignora y así debe seguir pero creo que es por el bien de su imagen.
--Entonces diga, ese es mi trabajo. Yo sabré como actuar sin que nadie se dé cuenta de lo que pasa.
--Creo que el hijo de la Presidenta es gay.
Zack no se esperaba eso, se atraganta. Tose.
--sí, lo sé... es horrible.
Zack fuerza una sonrisa. El jefe de Gabinete cree que es porque a Zack también le horroriza pensar que Horas es gay, en realidad le excita. Le produce ternura aunque le da miedo que puedan descubrir sus planes.
--¿usted está seguro? --dice Zack nervioso.
--No del todo, por eso creo que usted puede ser una buena influencia para el chico.
Zack lo mira sorprendido:
--¿yo?
--En alguien más joven me daría miedo confiar porque nunca se sabe, yo soy demasiado mayor, usted es perfecto. Es casado y además tampoco se llevan tanto años.
Zack no puede creer que las cosas le vengan tan fácl
--¿¿qué es lo que quiere que yo hago?
--que sea su amigo, que lo lleve por el buen camino. Está confundido. Su compañía le hará bien. Madurará.
--Lo haré --dice nervioso.
El Jefe de Gabinete se lo agradece. Zack no puede evitar una mirada de culpa. Le da pena tener que utilizar a Horas pero no le queda más remedio.

Justo cuando sale, Horas está leyendo en las escaleras de la entrada. Zack sonríe. Se acerca a él. Le pone la mano en los hombros. Horas lo mira y se estremece. Tenía miedo de que se le escapara y ahora que lo tiene delante no sabe qué decirle.
--¿¿qué haces?
--leyendo.
--¿me puedo sentar?
Horas hace que sí con la cabeza.
--¿te aburres en la Casa Presidencial?
--sí, no sé qué hacer y además mi único amigo se ha ido de viaje y ni siquiera me ha avisado.
Zack lo ve tan solo, no lo quiere lastimar pero tampoco puede desaprovechar la oportunidad que tiene:
--mañana no tienes clase ¿no?
Horas hace que no con la cabeza.
--¿porqué no pasas un rato conmigo? ¿te gusta el tenis.?
Horas está muy nervioso. Nunca nadie que no sea Tomás lo había tratado así.
--si.
Está muy excitado ante esa cita que le propone Zack.


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